domingo, 28 de septiembre de 2008

Todo agrio... todo dulce...














Una mujer desquiciada que piensa en cosas locas casi las 24 horas del día (las otras horas está soñando en cosas locas)… Su vida ha sido de altos y bajos, un cigarro de vez casi siempre la acompaña, es parte de su identidad poco sana. Vive de los excesos y disfruta de las torcidas situaciones que le tocan vivir… a veces le cuesta ser expresiva en vigilia, sólo en sus letras plasma dolores, angustias, felicidades y sensaciones de locura y desenfreno… Se la pasa besando a todo tipo de personas (hombres, mujeres, normales, extrañas, felices tristes, etc.).
Pocos logran entrar en su circulo estrecho… ella odia el actuar humano, tan limitado, moralista ambicioso y retorcido… Bebe alcohol en exceso y goza con la exquisita sensación que este le proporciona… Vive poseída por el dios Dionisio y encandilada por la melodía de su flauta… le aterra la idea de no ser como es… escribe todo lo que piensa, se enamora constantemente de narradores ficticios que encuentra en escritos anónimos… Ella cree que el sexo es la máxima expresión del deseo y enfurecimiento de la carne… 
A veces ella vaga por las calles buscando respuestas a preguntas que tal vez algún día encuentre … de vez en cuando necesita purificarse y corre desnuda al mar rogándole que la haga desaparecer, tal vez la mar ya le ha tomado un poco de cariño, pues aun sigue con vida…
No le importa ser juzgada, escupida, odiada y apedreada por llevar la vida que lleva ni menos por pensar de la forma que piensa. No cree en Dios, pero cada vez que bebe alcohol habla con el y le expresa su inmenso rechazo a su egoísmo… Ella espera escribir, escribir todo el tiempo, no puede, se angustia, pero un poeta debe entregarse a ello… aun le falta madurar, crecer para ser una poetisa, para ser como quien ella admira y ama, como a quien inventa poemas de amor y eróticas líneas, como aquella mujer que un día le quito la identidad o le regalo una firma en los labios…