martes, 21 de septiembre de 2010

Momentos brigidos.

Madejo de estrellas
y un cielo nocturno desierto…
Mis emociones se equilibran
en una cuerda.
Sé que mi vida es intensa,
Y la ilusión mentirosa
el peor alimento para ella…

Pasan las horas
y jamás llega el instante del (re)encuentro.
Te envío mensajes desde la luna
y las respuestas se pierden
en las constelaciones que desconozco…

Siento un horrible temor
de ver la realidad…
Tengo miedo de lo que mis ojos puedan mirar…
Hay tantas cosas que mi mente ha digerido
y ha guardado con cautela,
que al instante del triangulo
se tropieza fuertemente
sobre palabras que jamás se dijeron,
sobre una mentira hueca.

Cuando al fin el sol (re)apareció,
tenía tus manos en mi cuerpo
/dando tranquilidad/ y
mientras ardían las caricias,
sabía que esas manos
/en algunos instantes/
estarían sobre otros caminos…
sobre otro valle,
dando una tranquilidad muerta.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Reconocer...


Solo se puede re-conocer algo o alguien que ya conoces… Mirar a los ojos, recorrer lo que hay más allá de sus ojos, con lo profundo de nuestro razonamiento, y pese a ello, entender que este iluminado ser es tan o más fascinante que en algún pasado ya conocido.
Reconocer entre la multitud a quien es capaz de brindarte una felicidad explosiva es una habilidad que se adquiere al experimentar sentimientos y pasiones límite, pues, no se puede construir una historia solo de dulces, algodones y fiestas, una historia se construye cuando vuelas muy alto y te caes, te caes tan hondo que en algún momento piensas jamás saldrás de lo profundo.

Volver a conocer es sin duda lo más noble que he leído en mucho tiempo.