En diciembre las calurosas noches santiaguinas provocan una leve impresión…
El ocaso del año está venidero, lo huelo… todo de pronto de terminará.
Este año me ha dejado en la banca rota, no queda ya nada dentro de mí para entregar… ni odio, ni amor, ni felicidad, ni desgano, ni preocupación, ni dolor, ni angustia, ni pasión, ni aflicción, ni mentiras, ni verdades, ni realidad, ni belleza, ni fealdad…
Todo termina para volver a comenzar… no existe el final definitivo, ese final tan absoluto y lineal no tiene cabida en nuestra realidad.
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