sábado, 14 de mayo de 2011

En una calurosa tarde de febrero...

La explosión de emociones fue inminente,
estaba ella mirando de lejos, 
sobre un cerro de locuras,
observando el espectáculo,
disfrutando extrañamente de la contemplación...

La tarde pálida y el viento húmedo
la acompañaban. 

Nada había en su rostro,
solo un par de ojos
- grandes y pardos- 
que miraban atentos, fijos
y sus cabellos
-largos y negros- 
que volaban con la brisa
de aquel árbol.

Las manos en las rodillas y un cuerpo inmóvil,
con aspecto de pasividad obligada .

De pronto su mirada se cubre de estrellas,
era quizás la noche que llegaba imponente,
o tal vez su vida que se apagaba derepende.

Cambió de posición y boca arriba
miraba el cielo
-aveces en la oscuridad todo se ve más claro-

Quieta, con sus manos ahora en el estomago
y las rodillas que formaban montañas
se hacía parte de la escenografía, del lugar.

Su piel se erizaba con el viento
y a ella parecía no importarle,
nunca nada parecía importarle.

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