lunes, 16 de mayo de 2011

Soy latinoamericana.

Me gusta la filosofía desde mi realidad como latinoamericana.
Como aquella que vive un sincretismo cultural y religioso,
Como una persona que que se ve encubierta por una imagen mediocre, en subdesarrollo, tercer mundista, viviendo en la periferia…
Soy una mujer latinoamericana que por una extraña razón tiene algo de sabor en la sangre,
Que dibuja en su rostro rasgos indígenas. Soy de las que vive a la defensiva por la dependencia y dominación histórica que heredó -una resentida-.
Soy una latinoamericana como todos y todas, como cualquiera, que se aburre de leer autores europeos, filosofía griega, alemana, francesa, inglesa...
Que se aburrió de estar mirando hacia el centro, de su dios, de cristo, de esos mitos occidentales, omnipotencia, omnipresencia, dualismos.
Que defiende a su clase y que por ello odia que casi toda su riqueza natural esté en manos de extranjeros, neocolonizadores que nos explotan, nos contaminan, nos esclavizan, nos roban, se creen mejores que nosotros y son basura blanca.
Soy una persona del sur del mundo que está aburrida de los fetiches, del sueño americano, de los gringos, de los europeos, sus novelas, sus inventos, de las bodas reales, el progreso, la gente linda, del terrorismo yanki, de sus guerras para salvar el mundo, de sus parámetros, de su tolerancia, de su libertad, de sus juegos, de su cultura, su política, sus idiomas oficiales.
Soy una hija de la tierra que se aburrió de asumir y morir por ideales de gente que no vive, ni vivió esta realidad poco amable, de opresiones, golpes, dictaduras y fracasos obligados, de sus guerras frías, pues ellos que las crean, y de nuestras guerras calientes, porque somos nosotros a quienes mataron y quienes además estuvimos obligados a usar las armas que ellos mismos construyeron.
Soy de la montaña andina, de la selva amazónica, del sur del mundo, de ese mundo mágico maravilloso, creacionista, sencillo... donde a mitad de calle encuentras una “animita” y en donde compras el diario para ver avisos de brujos que unen parejas. Soy de este mundo, no de otro.
Soy como cualquier latinoamericana, a quien quieren dividir de sus hermanos, de sus vecinos, a quien los medios de comunicación le mienten y la confunden para que considere al hermano andino como inferior, como incivilizado.
Soy esta latina que quiere re-construir su Latinoamérica, que escupe en la cara del español colonizador, en una noche de locura nortina.

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